DOMINGO 31 DEL TIEMPO ORDINARIO
Deuteronomio 6,2-6 Salmo 17 Hebreos 7,23-28 Marcos 12,28b-34
El mundo de la biblia comunica lo que los creyentes han vivido con Dios y confiesan: que Él se acerca a nuestro sufrimiento, lo escucha y actúa porque es Bueno y Misericordioso. Esa confesión de fe, el bondadoso Dios la manifestó hasta el extremo en la persona de Jesús, a quien resucitó de entre los muertos. Jesús vivió intensamente el amor de Dios, amó a su Padre con "todo su corazón, con toda su alma y con toda su mente" y confesó que Dios amaba a todos sin excepción. Lo vivió y lo confesó amoroso no sólo con su predicación, sino con sus obras en favor de los excluidos y marginados. La manera como Jesús vivió su pasión y su muerte en la Cruz no mostró decepción o soledad en su Padre. No había en Jesús duda que ese momento lo viviría proclamando a Dios como su roca y fortaleza. Sin embargo, la consumación total de la confesión del Dios bueno y amoroso se realizará en la acción amorosa de resucitar a su Hijo: el Padre del cielo no dejó que su hijo se instalara en el lugar donde habitan los muertos. Jesús lo amó con toda el alma y su Padre le respondió como merecía su entrega, devolviéndole la vida.
Por eso, desde siempre el Credo que los creyentes proclamamos cuando nos reunimos en la acción litúrgica, cuando compartimos la fe con los hermanos y cuando aparecen momentos de profunda oscuridad y confusión, brota del mandamiento de amar a Dios y al prójimo como a sí mismos. El mundo de hoy también tiene sus credos: la bolsa, el precio del dólar, el valor del barril de petróleo, la ciencia y sus avances, entre otros. Fácilmente estas "profesiones de amor modernas" se caen y pierden su credibilidad, cuando fallan sus cálculos y proyecciones.
Estamos llamados, a que con la fuerza del Espíritu, confesemos el gran amor que Dios le tiene al mundo y nos tiene a nosotros. Amor auténtico y verdadero que transforma vidas y rompe ataduras. Seamos capaces de decirle a Dios todos los días de nuestra vida: "Señor que te ame con toda mi alma, con todas mis fuerzas, con todo mi corazón y que ame a mi hermano igual que a ti".