Domingo De Pascua

Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43.   Salmo 118.    Colosenses 3,1-4.       Juan 20,1-9.

"Habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios; cuando aparezca Cristo, vuestra vida, entonces vosotros apareceréis gloriosos con él" (Col 3,3). Esta cita de Colosenses de la segunda lectura de hoy es una síntesis hermosa del evangelio que hoy proclama la Resurrección de Jesucristo.

En el domingo, en la mañana antes de salir el sol, signo esto de un nuevo acontecer, de una nueva etapa, María Magdalena luego de visitar el sepulcro sale a comunicarle a Pedro, la cabeza de los apóstoles, y al discípulo amado, la ausencia del cadáver de Jesús. El evangelio de Juan presentará este primer anuncio de la Resurrección dentro del sepulcro: es en lo escondido de la cueva del sepulcro, lugar de muerte y desesperanza, donde los seguidores del Señor "ven y creen" que Jesús está vivo.

El evangelio de Juan va a describir lo que atestiguarán las apariciones del Resucitado: "Y es que hasta entonces, los discípulos no habían entendido la Escritura, según la cual Jesús  tenía que resucitar de entre los muertos" (Jn 20,9).El recuerdo doloroso de la muerte de Jesús y su sepultura quedó grabado de manera perturbadora en los discípulos;más, sin embargo, empieza a contrastar con los acontecimientos que ellos mismos descubren en el lugar vacío donde había quedado el Señor. La tristeza de la muerte de Jesús, similar al sepulcro, desaparece con la novedad de la Resurrección: en lo escondido del corazón triste y desesperanzado, se descubre triunfante y victorioso a Jesús.

Los testimonios de los apóstoles dejan ver que el resucitado los acompañó para disipar sus temores y para afianzar y reelaborar su confianza en Jesucristo como testigos privilegiados de la Resurrección. Los primeros credos o anuncios de la Resurrección del Señor están cargados de la proclamación fiel de la acción salvadora de Dios en Jesús: "Me refiero a Jesús de Nazaret, a quien Dios ungió con Espíritu Santo y poder. El pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el demonio, porque Dios estaba con él" (Hch 10,38).

No había duda que Dios estaba a favor de Jesucristo, quien a su vez siempre había estadoa favor del débil y necesitado. Era claro y evidente que Dios no podía permitir que el proyecto de vida de Jesús terminara a causa de la injusticia y la maldad, razón por la que el proyecto vivificante y salvador del resucitado continuaba ahora en las acciones misioneras de sus seguidores que con su testimonio, predicación y vida proclamarían al Resucitado haciendo lo mismo que Él hacia: venciendo el mal a fuerza del Amor de Dios y con el Amor de Dios.

Estamos cimentados por la Gracia del Espíritu de Dios en el testimonio de los primeros creyentes; sin embargo dicho testimonio no reemplaza el camino que cada uno debe hacer desde el interior de su propio sepulcro para entrar y descubrir, por pura bondad de Dios, a Jesús vivo y resucitado; el ungido con Espíritu Santo y poder que siempre  hace de nosotros una nueva creación.