DOMINGO TREINTA Y TRES DEL TIEMPO ORDINARIO

Proverbios 31,10-13.19-20.30-31     Salmo 127     Tesalonicenses 5,1-6     Mateo 25.14-30

Hoy que están de moda los "gurú" en administración y marketing, la palabra de Dios que se propone en este domingo podría darles muchos consejos acerca de lo que significa dar resultados aprovechando adecuadamente de lo que se dispone. Poco o mucho si se administra con rectitud y astucia puede multiplicarse, pero si se maneja con mentalidad de "esconderlo en tierra", seguramente llevará al fracaso y se tendrá que asumir la responsabilidad de la pobre gestión.

Detengámonos en algunas expresiones que aclaran la parábola con la que el Señor explica lo que sucede con el Reino de Dios:

"A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada uno según su capacidad" (Mt 25,15). Jesús insiste en la habilidad que se tenga para aprovechar lo que se ha dado para dar frutos (lo que sea, no importa la cantidad).

"El que había recibido cinco talentos fue a negociar en seguida con ellos y ganó otros cinco. Asimismo, el que tenía dos ganó otros dos" (Mt 25,17) El evangelio de Mateo valora la audacia, empeño y emprendimiento para multiplicar, desde lo que se dio: "Bien, criado bueno y fiel; como fuiste fiel en cosa de poco, te pondré al frente de mucho: entra en el gozo de tu señor" (Mt 25,21). El premio confirma que lo que se le dio a cada uno no importaba tanto, es un pretexto, lo que importaba era medir la responsabilidad y el coraje para trabajar dando resultados.

"Pero el que había recibido sólo uno fue, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor" (Mt 25,18). Cualquiera que haya escuchado a Jesús narrar esta parábola o leído posteriormente, puede distraerse pensando que las condiciones del que recibió un talento son injustas, ya hemos dicho, y lo confirma la acción de enterrar en un hoyo el talento. Lo que se esperaba como fruto era la acción efectiva de reaccionar a favor de la misión encomendada, por eso la recriminación: "¡Criado malvado y perezoso!  (Mt 25,26).

Al final, tanto de la vida como de cada tarea, seremos evaluados y tal vez nos sorprenderemos por las muchas razones que dimos para no aprovechar las oportunidades, con la excusa de "que los otros tenían mejores condiciones o más talentos". El Señor quiere que asumamos la misión y valora los esfuerzos y compromisos por dar lo mejor que tenemos.

Ya de por sí no hemos aprovechado hasta ahora muchas oportunidades que Dios nos ha dado, es el momento para despertarnos, vigilar y estar dispuestos a aprovechar intensamente y dar resultado en lo que Dios nos ha llamado a  hacer.