Guia 6 Las bienaventuranzas

GUÍA N° 6-2020

Descargar guía 

Continuamos nuestro proceso de aprendizaje, y avanzamos con gran entusiasmo y alegría al conocer a nuestro Señor Jesucristo; en la anterior guía aprendimos que Jesús está vivo y realmente presente en el Pan Eucarístico, y que Corpus Christi es una fiesta muy solemne para nuestra amada Iglesia Católica en la que celebramos la presencia de Cristo en la eucaristía.

Hoy disfrutaremos de un tema de gran importancia y son las Bienaventuranzas, las cuales son muy interesantes y maravillosas, porque ha sido el mismo Dios quien a través de su hijo Jesús y como parte de su ministerio público en el sermón de la montaña nos ha dado todas estas enseñanzas sobre espiritualidad y compasión; enseñanzas centradas en el amor y la humildad, que en familia vamos a profundizar, de tal manera que podremos descubrir estas hermosas declaraciones de bendición dichas por el mismo Jesús.

Ahora te invitamos a que, junto con tu familia, en la biblia leas el Evangelio de San Mateo 5, 1-12 y describas cual fue la bienaventuranza que más te llamo la atención. Para apoyar el anterior texto bíblico puedes también leer el Evangelio de San Lucas 6, 20-23.

“El Papa Francisco ha dicho que las bienaventuranzas son el retrato de Jesús, «su forma de vida y el camino de la verdadera felicidad». Estas reconfortantes palabras son el mensaje universal de Dios a todos los hombres, que tienen la fuerza de hablarle a cada corazón”.

CATEDRAL SANTIAGO APÓSTOL 2020

¿QUÉ SON LAS BIENAVENTURANZAS?

Las Bienaventuranzas forman parte de un largo discurso contenido en el Evangelio de Mateo y llamado el Sermón de la Montaña. Es una de las partes más importantes del Nuevo Testamento.

Las Bienaventuranzas, que
son «la puerta», el inicio
solemne de todo el
Discurso, contienen hoy
mensajes que todavía son capaces de sorprendernos. En la primera parte del Sermón del Monte, Jesús es reconocido enseguida como un maestro, como alguien que habla con autoridad y que se dedica a bendecir a quienes son bienaventurados.

En la segunda parte indica a aquellos que son bienaventurados por sus acciones y por último que gracias reciben aquellos que son bienaventurados. Al final de cuentas, no se trata de ser bueno para ser feliz, se trata de ser feliz para ser bueno, y esto se consigue cuando somos de corazón bondadosos, honestos, honrados, sufrimos el dolor del prójimo y reflejando en cada una de nuestras acciones el amor a Dios, que es el ingrediente principal para encontrar el camino a la felicidad.

Por ello las bienaventuranzas no reemplazan los 10 Mandamientos, sino que los lleva a su plenitud como representación de la voluntad de Dios en nuestras vidas y que nos conducen por el camino a la felicidad, que es el camino al cielo. Las Bienaventuranzas son como el programa de Jesús que nos invita a seguirlo y con el que promete la plenitud humana, la felicidad, la dicha de la donación a quienes peor lo pasan y de forma gratuita; así que te invitamos al descubrimiento verdadero y de corazón de las Bienaventuranzas, para que puedan imprimirse cada día en tu corazón y resplandecer con toda su luz en tu vida.

CATEDRAL SANTIAGO APÓSTOL 2020

COMPROMISO

Durante esta semana vamos a escoger como mínimo dos días para ejercer dos de las bienaventuranzas aprendidas en esta guía: Trabajaremos en la dependencia de Dios, aplicaremos él arrepentimiento, probaremos la mansedumbre, procuraremos la justicia, tendremos un día lleno de misericordia, pensaremos en la integridad de nuestras acciones y/o seremos pacificadores.

ORACIÓN

En familia vamos a hacer la,

Oración del Buen Humor:

(Santo Tomás Moro)

«Señor, dame una buena digestión, y, naturalmente, algo que digerir. Dame la salud del cuerpo, y el buen humor necesario para mantenerla. Dame un alma sana, Señor, que tenga siempre ante los ojos lo que es bueno y puro, de manera que frente al pecado no me asuste, sino que sepa encontrar la forma de ponerle remedio. Dame un alma que no conozca el aburrimiento, los refunfuños, los suspiros y los lamentos, y no permitas que me tome demasiado en serio esa cosa tan invasora que se llama “yo”. Dame, Señor, sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender una broma, para descubrir en la vida un poco de la alegría y hacer partícipes de ella a los demás». Amén.